En Indonesia, uno de los países más afectados por el calentamiento global, ya se empezó a notar el cambio; en las zona de la isla de Java, la isla más poblada de Indonesia, se empezaron a salinizar los acuíferos, fuentes de agua dulce para toda la isla, de más de 15 kilómetros, lo que es muy grave ya que si llegan a salinizarse los acuíferos del país se morirán más de 10 millones de personas; este suceso ya se hizo notar en las ciudades de Yakarta, Surabaya y Semarang, todas ubicadas en la isla más poblada, Java. Se cree que para el 2030 el nivel del mar subirá entre 8 y 29 centímetros lo que hundiría 2.000 islas de Indonesia. Según el informe de "Variabilidad del Clima, Cambio Climático y sus Implicaciones para Indonesia" si el nivel del mar sube 1 metro se hundirán 405.000 hectáreas de Indonesia matando a todos los que no puedan escapar o ser evacuados. Otro de los prblemas del calentamiento global en Indonesia es que habrá largas sequías y grandes inundaciones, además de enormes incendios forestales, lo que nos podría afectar a todo el mundo, ya que los bosques y selvas de Indonesia y Brasil son los conocidos como "pulmones del planeta", con los incendios forestales, los taladores legales e ilegales y con las largas sequías que sufre Indonesia (se agrandarán aún más, lo que es terrible), los bosques y selvas se irán, uno por uno, destruyendo consigo la fauna y flora del lugar. También se pronostica que la fuerza del temido "El Niño" produzca las sequías más largas en la historia del lugar.
África, el continente que menos contribuye en contra del calentmiento global (se puede decir que no contribuye mucho a falta de dinero), está a punto de perder grandes zonas. El cambio climático hará que entre el 80% y el 90 % de la flora africana vea reducido su hábitat. Además, entre el 25% y el 40 % de las especies habrá desaparecido para 2085. El cambio climático podría poner la losa definitiva a las esperanzas de cualquiera, por optimista que se muestre. Las consecuencias son especialmente dramáticas para la agricultura, de la que malvive el 70 % del continente y el 90 % de la gente pobre. Una agricultura que depende, en su inmensa mayoría, del agua de las lluvias. En su discurso ante el pleno de la cumbre, el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, ha advertido de que “el cambio climático no es ciencia ficción”. Sólo en los últimos 30 años, la zona del Sahel ha visto cómo se reducían las precipitaciones en un 25 %. En un escenario de ciencia ficción, pero que llegará en caso de que sigamos así, la temperatura de África subirá hasta 6ºC para 2100. Eso implica que gran parte del continente sería directamente inhabitable. Los efectos de este progresivo calentamiento ya se notan. Es cierto que en parte se deberá a otras condiciones y circunstancias (políticas, bélicas, inmigración a las ciudades), pero no lo es menos que las variaciones que ya sufre el clima de la región han tenido que influir. Pero estos efectos pueden ir más allá y de manera más diversa de la que nos podemos imaginar, según figura en el inquietante Atlas de la ONU sobre el cambio climático. Los monumentos de la ya citada Alejandría están amenazados por la degradación de las costas, la erosión y las lluvias torrenciales. Algo similar ocurre con la zona de Langebaan Lagoon, en Sudáfrica, donde se encuentran las primeras huellas de la existencia del ser humano y que datan de hace 117.000 años. En los últimos tiempos han sido trasladadas para evitar el expolio y el vandalismo, pero los expertos creen que el lugar tiene otros tesoros arqueológicos que se pueden perder para siempre. Se necesitan entre 10.000 y 40.000 millones de dólares anuales para frenar este desastre. Los países industrializados dedicaron el año pasado 43 millones, mientras que emplearon hasta 73.000 en subvencionar el consumo de petróleo en los países africanos. La Unión Europea (UE) acaba de aprobar una ayuda de 350 millones de euros para el período 2008-2012.
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